Una familia Romitense vivió momentos de angustia la mañana del domingo en Silao, pero la oportuna intervención de elementos de la Policía Municipal evitó una tragedia.
Silao, Gto.— La tranquilidad de un domingo por la mañana en el tradicional Barrio Nuevo se vio sacudida por el miedo y la incertidumbre. Una mujer, víctima de un engaño telefónico, corría por las calles con el rostro desencajado y el corazón en vilo: acababa de recibir una llamada en la que le aseguraban que su hermano había sido secuestrado. Le exigían 300,000 pesos a cambio de su vida.
Los presuntos delincuentes, identificándose como miembros de un grupo delictivo, le ordenaron alejarse de su familia, le dieron instrucciones precisas y la mantuvieron bajo presión psicológica. Su misión: conseguir el dinero y depositarlo de inmediato. El terror la envolvía, convencida de que cualquier error costaría una vida.
Pero el destino tenía otros planes. Justo cuando la desesperación amenazaba con nublar su juicio, una patrulla de la Policía Municipal recorría la zona como parte de su rondín habitual. La mujer, visiblemente alterada, logró interceptar a los oficiales, quienes no dudaron en detenerse y escuchar su relato.
En cuestión de minutos, los policías comprendieron la mecánica de los hechos: se trataba de un secuestro virtual, una modalidad de extorsión en la que los criminales manipulan psicológicamente a sus víctimas para hacerles creer que un ser querido está en peligro.
Los elementos actuaron con rapidez y precisión. Lograron contactar a los familiares del supuesto secuestrado, quienes se encontraban sanos y salvos. Gracias a la atención oportuna y al profesionalismo de los uniformados, la verdad salió a la luz y el intento de extorsión fue frustrado.
“No tengo palabras para agradecer lo que hicieron por mí y por mi familia. Esos policías me devolvieron la vida”, declaró la víctima con lágrimas en los ojos, una vez reunida con sus seres queridos.
Este hecho resalta la importancia de la presencia policial en las calles y la necesidad de estar informados sobre las nuevas formas de delito que afectan a las comunidades. También deja claro que, incluso en los momentos más oscuros, el valor y la vocación de servicio pueden marcar la diferencia.
Los héroes no llevaban capa, pero sí uniforme. Y su acción este domingo no solo evitó un daño económico, sino que salvó a una familia entera de una pesadilla.