Todo ocurrió minutos después de las 22:00 horas en el cruce de las calles Perséfone y Eubea. Según los primeros reportes, el niño se encontraba debajo de un camión que permanecía estacionado en un terreno baldío, aparentemente jugando o explorando sin que nadie lo notara.
El conductor, sin percatarse de la presencia del menor, encendió el vehículo y avanzó apenas unos metros, cuando un grito desgarrador lo detuvo en seco. Era el pequeño, que entre llantos y dolor, alertó del terrible accidente que acababa de suceder.
Vecinos y transeúntes que escucharon el alarido no dudaron en correr a ayudar, mientras otros pedían apoyo a los servicios de emergencia. Al sitio acudieron elementos de la Policía Vial y paramédicos de bomberos, quienes estabilizaron al menor y lo trasladaron con urgencia a un hospital cercano. Las heridas fueron reportadas como de consideración.
Aunque las autoridades señalan que el conductor no tendría responsabilidad directa, debido a que el camión estaba estacionado y el menor se encontraba sin supervisión, el hecho ha sacudido profundamente a la familia y amigos.
Una noche cualquiera se convirtió en una pesadilla para una familia. El dolor y la preocupación se mezclan con la solidaridad de los vecinos, quienes aún no salen del asombro. Ahora, la esperanza se centra en la pronta recuperación del pequeño, que lucha por reponerse en una cama de hospital.